Progresismo no quiere, nunca quiso a Ariel Henry, en Haití
Escrito por la redacción el Jueves 29 de Septiembre del 2022.

El progresismo no quiere, nunca quiso, a Ariel Henry como primer ministro, en Haití. Pero el Departamento de Estado y los grupos tradicionales externos, extraños, que sustentan el poder en la martirizada nación haitiana, no tienen, de momento con quién sustituirlo.

En medio de los desórdenes sistemáticos en las calles de Puerto Príncipe y otros pueblos haitianos, se destaca el grito de “fuera Ariel Henry”, primer ministro de facto, tras el asesinato del presidente Juvenel Moïse.

La figura de Henry revuelve la conciencia de los grupos políticos haitianos por distintos motivos. Es un nombre mortificante. Su nombre está envuelto en suficientes acontecimientos y rumores que justifican el rechazo. Es un político de partido, pero sin arraigo popular, y sin capacidad conciliadora. No ha podido ser vendido en el espectro del poder político y social de Haití.

El ambiente de hoy, en Haití, es similar al que se produjo cuando el presidente Moïse antes de su asesinato se negó a entregar, habiéndose cumplido el plazo para el que fue electo. Aquella vez, los haitianos lanzados a las calles en manifestaciones multitudinarias exigían que Moïse dejara el sitio para que continuara el proceso institucional haitiano.

Haití, hoy como ayer, sigue sumido en una profunda crisis política después de que el presidente Jovenel Moïse, respaldado por Estados Unidos hasta las últimas consecuencias, se negara a dejar el cargo cuando terminó el período reglamentario de su mandato. En febrero del 2021, el Gobierno de Biden apoyó a Moïse su agonía y su afirmación de que podía continuar en el poder un año más.

Tras el asesinato de Moïse, Ariel Henry prestó juramento como nuevo primer ministro de Haití, luego que el primer ministro interino, Claude Joseph, anunciara que renunciaba al poder en un confuso movimiento en las alturas del poder haitiano. Henry es un neurocirujano que había sido designado primer ministro por el presidente Jovenel Moïse poco antes de ser asesinado, pero no llegó a ser investido en el cargo. Tanto Joseph como Henry se habían atribuido el poder tras la muerte de Moïse.

Estados Unidos y otros miembros del llamado Core Group dieron su apoyo a Henry, quien se convirtió de facto en el séptimo primer ministro de Haití en cuatro años.

Casi la totalidad de los grupos políticos y sociales haitianos coinciden en señalar que quienes hoy tienen el control de la situación en Haití, aunque traten de ocultarlo, no son las bandas, sino los integrantes del Core Group, integrado por embajadores de Estados Unidos, Francia, España, Brasil, Alemania, Canadá, la UE, así como representantes de la ONU y la OEA.

El Core Group no gobierna Haití directamente; en cambio, sus miembros ejercen influencia a través del poder de sus misiones diplomáticas, se señala.

Esos mismos grupos afirman que es así como el Grupo Central mantiene el control de todas las decisiones políticas importantes del país, incluida la convocatoria de una nueva Asamblea Constituyente que determinaría los nuevos líderes de Haití y su régimen de explotación económica, etc.).

El Grupo Central, en una declaración del 30 de mayo de 2019 fijó posición, identificando los componentes de ese Grupo Básico: el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas, los Embajadores de Alemania, España, Brasil, Canadá, Estados Unidos de América, Francia, la Unión Europea, y el Representante Especial de la Organización de los Estados Americanos.

El progresismo político y partidista haitiano define la situación como de “un cártel de naciones que se empeñan en controlar las instituciones y leyes en Haití, al margen de todo poder legítimo y los principios democráticos”.

A la administración Biden a través de la red CORE Group se le atribuye la instalación de un gabinete ministerial, en Haití, el martes 20 de julio de 2021, con el Ariel Henry como Primer Ministro.

Fue el jueves 22 de julio, 2021, cuando Biden designó al embajador estadounidense Daniel Foote, enviado especial para Haití, quien luego renunció indignado por el mal trato que dijo otorgan los burócratas de Washington y sus delegados haitianos a los inmigrantes de ese país que llegan a Estados Unidos. Haitianos son deportados por millares y depositados en aviones norteamericanos en Puerto Príncipe. A la cabeza de esos burócratas se destacan el secretario de Estado Anthony Blinken y el vocero del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price.

Pero, a Ariel Henry, el pueblo no lo soporta. Las calles lo repudian y el hombre hace esfuerzos en mirar para otro lado.

Debe de recordarse que la periodista María Abi-Habib, del New York Times, a su debido tiempo, había revelado el contenido de la declaración del sospechoso Rodolphe Jaar, implicando al Primer Ministro Ariel Henry y al Director General de la Policía Nacional de Haití, Frantz Elbé, en el asesinato del Presidente Jovenel Moïse. Abi-Habib es jefa de la oficina para México, América Central y el Caribe del New York Times, con sede en la Ciudad de México.

Jaar es un ex informante de la DEA, ahora, acusado de estar involucrado en el asesinato del ex presidente Moïse. Fue extraditado a Miami desde la República Dominicana. Se escondió en Haití durante más de seis meses, y cuando intentaba ingresar a República Dominicana desde la frontera con Haití, las autoridades lo arrestaron.

El Times insistiría en que el “primer ministro haitiano tenía estrechos vínculos con sospechosos del asesinato de Juvenel, incluso después del crimen.

En Haití, el mundillo político está de acuerdo en que las potencias capitalistas controlan todos los acuerdos políticos posibles, porque así lo dicta la tradición. Ahora, hay datos precisos que señalan con claridad que Washington está detrás de todo lo que se mueve, en Haití. El último mensaje de Henry a la nación, el 11 de septiembre, en el que prometió celebrar elecciones en 2022, lo que es casi imposible, ya que ha dejado en claro su debilidad e incapacidad en todos los frentes. A pesar de haber sido designado y respaldado por el “Grupo Central” de embajadores de Washington. Ha fracasado miserablemente en su misión. Hoy, lo bailotean entre diversos acuerdos que idean entre grupos de la sociedad civil. Pero, por ahora, los haitianos están involucrados en otro levantamiento nacional histórico exigiendo que Henry se vaya.

Haití se encuentra sumido en saqueos y disturbios después de que Henry denunciara y decretara que un aumento de los precios del combustible. Claro, instruido por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Dicen los firmantes que Estados Unidos debe dejar de apoyar al primer ministro interino de Haití, Ariel Henry, “para que pueda surgir una solución haitiana a la crisis”, dijo un grupo de casi 140 organizaciones religiosas y de defensa en Estados Unidos y Haití en una carta al Departamento de Estado de Estados Unidos.

En estos días se ha visto muy activo al subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de EE. UU., Brian Nichols, invitando a los iniciadores de intentos  acuerdos, y dice que entablar discusiones “serias” con Ariel Henry y otras partes interesadas clave sobre un solución para Haití.

Haití, sin embargo, sigue en llamas. Y, en su desorientación y disimulos, “EEUU pide a sus ciudadanos irse de Haití, subrayando que los problemas generados por la situación de los derivados del petróleo, que a su juicio tiene un componente global, privan a los haitianos “de lo mínimo indispensable”. Como que algo se está cocinando en esas llamas haitianas.

Comparte esta Publicación:
TURNO LIBRE TV